miércoles, 5 de mayo de 2010
Alcohol y fútbol, peligrosa relación
En nuestro país, el caso más reciente fue el de Luis Bolaños, detenido el pasado fin de semana en Quito por conducir en estado etílico, a pocas horas de la concentración del combinado nacional, que se apresta a disputar dos partidos amistosos con sus similares de México y Corea del Sur. El lunes, ‘el Chucho’ fue sancionado económicamente por su club y en la víspera el técnico Sixto Vizuete decidió separarlo de la tricolor. ¿Qué lleva a un futbolista a poner en riesgo su carrera e incluso su propia vida, por un momento de jolgorio, incluso cuando está próximo a atender un compromiso tan importante como la convocatoria a la selección? El psicólogo Eduardo Tigua considera que los deportistas no están preparados para manejar el éxito y como la mayoría de ellos proviene de estratos sociales y económicos muy bajos, no sabe asumir la condición de “nuevos ricos”, que los lleva a rodearse de “amistades dañinas”.
“Los dirigentes deben ayudar a los deportistas, no solo en la parte física, sino espiritual, anímica, psicológica, para que sepan cuidar lo que tienen. Lastimosamente no siempre es así, e incluso cuando se presentan estos casos los dejan pasar por alto, lo cual no es aconsejable, porque cuando una conducta inadecuada se premia o no se castiga, la tendencia es a repetir”, dijo el galeno. El técnico de Barcelona, Juan Manuel Llop, tiene una óptica diferente y por eso no sugirió ningún tipo de castigo para Bolaños, alegando que el accidente ocurrió cuando el volante se encontraba en sus horas libres.
“Hay que buscar la forma de que esto no se vuelva a repetir, pero sin olvidar que lo más importante siempre será el jugador y su familia. En la cancha Bolaños está rindiendo y no me parece aconsejable distorsionar el tema”, alegó Llop. “No soy partidario de que la dirigencia asuma actitudes draconianas, pero sí creo que deben aplicarse castigos severos, para que los demás (compañeros de equipo) no les quede gana de seguir por ese camino”, replicó Tigua. Para el técnico Carlos Torres Garcés, el asunto va mucho más allá y no debe endilgarse a los deportistas la responsabilidad de una crisis que afecta a la sociedad ecuatoriana. “Es fácil decir el jugador tal o cual está cometiendo un error, pero por qué no pensamos igual cuando el involucrado es un político, un artista, un empresario o una persona de un estrato social más elevado. Es verdad que la mayoría de los deportistas, y en especial los futbolistas, viene de barrios pobres, pero no debemos olvidar que el fútbol es un deporte manejado por personas con mayor capacidad social, cultural y económica, y son esas personas las llamadas a buscar soluciones, contratando a profesionales que guíen a los deportistas”, enfatizó el estratega ecuatoriano.
El ex delantero Eduardo Aparicio recordó que durante su época de futbolista activo “tuvo la suerte de encontrarse con buenos dirigentes”, que lo estimularon a buscar “otras opciones” para cuando llegue el momento del retiro. (Expreso)
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